jueves, 23 de julio de 2009

Devocional 13-07-2009

20 »No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí. Juan 17 (Nueva Versión Internacional)

La unidad de su iglesia como cuerpo nace en la propia voluntad de Dios. Lo que es más aún, solo el mundo reconocerá nuestra proclamación del evangelio de la paz si lo hacemos desde la unidad que demuestre que somos uno en Cristo.

Y el ser uno va mucho más allá de que elevemos adoración juntos en el culto del domingo; es que me duelan las necesidades de mis hermanos, que mis hombros estén listos para llevar su carga, que mis manos estén listas a dar sin recordar y recibir sin olvidar, que le de la intimidad necesaria para que abra su corazón para confesar sus faltas, que tenga la sensibilidad necesaria para comprender sin condenar, que desarrolle la habilidad de exhortar sin acusar.

Es que para mi, tú seas parte real de mi verdadera familia; porque cómo puedo presentarme ante el altar reclamando territorio de conquista si ni siquiera conozco tus necesidades y, mucho menos, he intentado cubrirlas. Es comprender que cuando Dios nos pone en una comunidad de fe es para que cuidemos "del otro" en su nombre y representación.

Reflexiones juntos sobre lo que comprendemos por Unidad en Cristo y cuál ha sido, hasta ahora, la magnitud y calidad de mi esfuerzo por contribuir a ella. Y ahora oremos juntos...

¡Amado Padre Nuestro! Como tu pueblo venimos a tu trono de amor y misericordia para rogar unánimes por tu perdón por nuestras omisiones a tu mandato de unidad como cuerpo. Nos arrepentimos por nuestra falta de atención para con las necesidades de nuestras/os hermanas/os y por nuestra falta de entendimiento y compromiso con el ministerio de unidad en Cristo que nos has estado demandando. Nos comprometemos ante ti en el nombre de Jesús a realizar nuestro mayor esfuerzo para funcionar como una verdadera familia en unidad de cuerpo. Te rogamos que tu Espíritu Santo trabaje con nuestro corazón para llevarnos a tener la solidaridad de Jesucristo que dio su propia vida por aquellos que amaba. Te alabamos y bendecimos porque nos damos cuenta que ya has oído nuestro clamor y estás instalando la unidad en nuestro corazón. Amén y amén